Entorno
Huesca es el centro neurálgico de una provincia privilegiada. Desde las zonas subdesérticas
de Los Monegros hasta las cimas del Pirineo, Huesca ofrece al visitante una excelente
combinación del turismo más sosegado al turismo más activo. Su comarca constituye
un espacio abierto, aún por descubrir.
Su belleza y sus múltiples posibilidades, ofrecen una perfecta alternancia entre
una estancia reposada y un ocio activo y deportivo.
Huesca muestra singulares rincones, edificios urbanos, pueblos cercanos, patrimonio
artístico y natural. Huesca es la emoción de una naturaleza viva.
Huesca está rodeada de una red de senderos para caminar, ir en bici o a caballo.
Ermitas (San Jorge, Salas, Cillas, Jara, Santa Lucía, Loreto...), fuentes, albercas
o el castillo de Montearagón.
En la comarca de la Hoya, siempre a menos de treinta minutos, el castillo de Loarre
se yergue como la fortaleza románica mejor conservada de Europa. Los Mallos de Riglos
y Agüero, el monasterio de Casbas y un sinfín de pueblos con encanto e historia
rodean una ciudad enclavada en plena naturaleza.
Jugar al golf en Arascués-Nueno, volar en velero o avioneta en Monflorite, practicar
el Windsurf en Arguis o Tormos, descender ríos en canoa o rafting en el Gállego,
puenting, pasear a caballo en Huesca, escalar en Vadiello, volar en parapente, descender
barrancos adentrándose en el Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara, todo
tiene cabida en Huesca.
A una hora de Huesca, el Pirineo nos invita en verano a descubrir paisajes monumentales,
extensos bosques, ibones de montaña, picos de más de tres mil metros y en invierno
a practicar los deportes de nieve en las modernas instalaciones invernales de Formigal,
Panticosa, Astún, Candanchú o Cerler. Mención especial merecen magníficos parajes
naturales como el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, los valles de Ansó
y Hecho, Aragón, Tena y Benasque, la Sierra de Guara, el arte del Serrablo, Sobrarbe
y Ribagorza y la joya oculta de Los Monegros.